Se han realizado varios estudios para identificar qué rasgos de liderazgo son más frecuentes en las líderes femeninas. Se ha demostrado que las mujeres son vistas como impulsadas por la comunidad, compasivas y pacientes, y también pueden ser confiadas por los empleados. Ellas, especialmente cuentan con ciertas características:
- Empatía: esta es una habilidad suave que muchas mujeres líderes poseen, lo que les permite comprender y conectarse con diferentes personas en el lugar de trabajo. Este rasgo les ayuda a construir relaciones sólidas con sus empleados, lo cual es un aspecto clave del éxito de cualquier líder.
- Humildad: una característica común de las líderes exitosas, este rasgo puede conducir a un mejor trabajo en equipo y una mayor productividad dentro del negocio. Esto se debe a que alienta a las personas a tomar el camino y seguir el ejemplo de un líder sin estar demasiado orgulloso o egoísta.
- Confianza: esta es otra característica que se puede encontrar en líderes femeninas más exitosos. Puede ser una combinación de confianza y humildad, y generalmente se considera más efectivo en los líderes que en la alta confianza en la alta confianza.
- Resiliencia: esta es una cualidad importante para los líderes, ya que puede ayudarlos a superar situaciones difíciles. Cuando un líder enfrenta rechazo o desafíos en su carrera, es más probable que se recupere rápidamente y continúe.
Esto es especialmente cierto para las líderes femeninas, que a menudo están subrepresentadas en el mundo corporativo y tienen que trabajar más duro que los hombres para despegar sus carreras. También es más probable que sean los cuidadores de sus hijos y otros miembros de la familia, por lo que deben hacer malabarismos con el trabajo y la vida en el hogar un poco mejor que sus homólogos masculinos.
Además de las cualidades de liderazgo anteriores, las mujeres también tienen más probabilidades de poder resolver compromisos en una variedad de situaciones. Esto es importante porque puede ahorrar tiempo y esfuerzo a largo plazo.
También es una buena manera de evitar comprometer los valores y políticas de una empresa. Esto puede hacer que sea más fácil mantener la reputación de una empresa y ganar confianza de los clientes, empleados e inversores.