Epicteto fue un filósofo griego de la escuela estoica. Enseñó que la filosofía es una forma de vida y no solo una disciplina teórica. Para Epicteto, todos los eventos externos están fuera de nuestro control; debemos aceptar con calma y serenidad lo que sucede a nuestro alrededor. Sin embargo, los individuos son responsables de sus propias acciones, que pueden examinar y controlar mediante una autodisciplina rigurosa.
En el período helenístico, algunos filósofos también se preguntaron cómo alcanzar la felicidad y el equilibrio. Sus respuestas dieron vida a uno de los movimientos filosóficos más importantes de todos los tiempos: el estoicismo.
Epicteto fue uno de sus principales exponentes. Sus ideas tienen siglos de antigüedad, pero son tan actuales que pueden ayudarnos a delimitar el camino a la felicidad en el mundo moderno.
- Para ser feliz, primero debes ser libre
Los estoicos no concebían la felicidad sin la libertad. Epicteto llegó a afirmar que “la felicidad no consiste en desear cosas sino en ser libre”. Estaba convencido de que esa libertad se consigue reduciendo los deseos a su mínima expresión.
“La riqueza no consiste en tener muchas posesiones, sino pocos deseos”, afirmaba el filósofo. El apego a las cosas genera un estado febril que nos aleja de la felicidad y el equilibrio emocional. Cuantas más cosas deseemos, más tendremos que esforzarnos por alcanzarlas, olvidándonos de disfrutar el aquí y ahora. Eso nos condena a un ciclo de insatisfacción permanente. El apego a las cosas materiales también genera el miedo a su pérdida, lo cual nos aleja cada vez más del camino a la felicidad.
Por tanto, para Epicteto el primer paso en la búsqueda de la felicidad consistía en alcanzar la libertad que proviene del desapego de lo material, de ser conscientes de que no necesitamos muchas cosas. Ese insight rompe muchas ataduras, nos libera de muchos condicionamientos y presiones sociales que pueden llegar a ser oprimentes y angustiantes, para seguir adelante más ligeros de equipaje.
- Deshazte de las preocupaciones de una vez y por todas
Epicteto era el filósofo de la no-preocupación. Comprendió que para alcanzar la felicidad no solo debemos desapegarnos de lo material sino también de nuestros pensamientos. Decía que “el único camino a la felicidad es dejar de preocuparnos por las cosas que escapan de nuestro control y voluntad”.
También nos alerta de que “el hombre no está tan preocupado por los problemas reales sino por la ansiedad que imagina generan esos problemas […] El hombre no se perturba por las cosas, sino por la opinión que tiene de estas […] Los acontecimientos no le lastiman, pero la percepción de ellos sí”.
Según Epicteto, explica Fernando Zea, necesitamos aprender a deshacernos de las preocupaciones que solo añaden un peso innecesario a nuestra vida. Para ello, debemos darnos cuenta de que muchas veces la ansiedad, el miedo o la frustración no provienen de los acontecimientos en sí, sino de la manera en que los interpretamos.
Si consideramos que ha sucedido algo negativo, reaccionaremos con enfado, frustración o tristeza. Si pensamos que es probable que suceda algo negativo, reaccionaremos con ansiedad, tensión y miedo. Sin embargo, esas emociones son más el producto de nuestros juicios que de los propios acontecimientos.
“No es lo que te pasa, es como te lo tomas. El dolor y el sufrimiento vienen de lo que nos contamos a nosotros mismos sobre las consecuencias, sobre el futuro, sobre lo que va a pasar como resultado de lo que ha pasado”, explicaba Epicteto refiriéndose a la narrativa que construimos alrededor de los eventos. ¿Cómo deshacernos de esa tendencia?